martes, 2 de febrero de 2010

Haciendo balance

Ya está bien entrado el 2010 y, quizás sea un poco tarde para hacer balance del pasado año, eso que todos hacemos normalmente la noche del 31 de diciembre.
Sin embargo, diciembre no fue un buen mes, como tampoco fue enero, ni como probablemente los sean los meses venideros, y es por esto por lo que ahora decido no retrasar más esta tarea pendiente, aun temiendo que mis pensamientos presentes tiñan de oscuro aquellos recuerdos de ese año que, si bien se me hizo corto, también fue uno de los más intensos de mi vida.
2009 no sólo fue el año en que nos dejó Michael Jackson, ni tampoco fue únicamente el año en que la Casa Blanca abrió sus puertas por primera vez a un presidente negro.
2009 fue también el año en que rompí mi promesa, aquella que me había hecho a mi misma de que jamás y bajo ninguna excusa me iba a volver a permitir caer en la trampa de volver a sentirme ilusionada; de volver a querer revivir aquello que fue capaz de hacerme subir a lo más alto.Porque cuando todo acaba, y te ves cayendo empicado sabes que el golpe será grande, más de lo que crees que puedes soportar, y tratas de evitarlo, te agarras a cada mínima cosa que ves, pero ya no hay solución, y cuando te das cuenta, ya te has dado ese golpe y estás tratando de recomponer los trozos que quedan de ti, pero sabes que ya nunca tendrán la misma forma, que ya nunca serás la misma.

y sí, me permití el lujo de ilusionarme, me permití el lujo de dejarme querer, y de intentar hacerlo como mejor supe. Abrí la caja donde escondía mis sentimientos y, aunque excesivamente breves pasé grandes momentos, viví unas experiencias y sensaciones, que hicieron que quisiera ser mejor persona.
y ¿Para qué? para ahora tener que volver a esconder a unos sentimientos que ya no quieren más estar escondidos, para ahora tener que luchar contra unos sentimientos que atentan sobre mi cordura.
y pienso: ¿ Acaso fue un error?; ¿acaso debí comportarme como la persona racional que todos esperan que sea?. La respuesta, por más que me pese es NO, indudablemente ¡NO!.
En lo más profundo de mi ser, sé que ese duro golpe que me dí es un buen precio para lo que tuve, sobreviví a él, y de buena gana lo reviviría, pues ya conozco el camino.

Pero entonces me pregunto : ¿ Por qué vuelvo a tener miedo? ¿ Por qué me niego a empezar otro camino? ¿ Por qué opto por quedarme en la comodidad de la pasividad?


1 comentario:

  1. Me alegro que alguien se sienta identificado con mis idas de olla blogueras!
    eso significa que no soy tan rarilla como pienso :D

    Y lamento comunicarte, que por más que queramos prometernos y seguir firme sobre el no ilusionarnos, no esperar nada de nadie y esas cosas que nos juramos despues de una mala experiecia...estámos diseñadas para tropezar las veces que hagan falta en la misma piedra...defecto de fabrica supongo.

    Pero bueno, yo siempre pienso en el pasado, hace dos años ni se me pasaría por la cabeza la cantidad de cosas que he vivido hasta ahora, y dentro de otros dos años probablemente me reiré de lo que ahora parecia un mundo.

    Es bueno tropezar,mientras sepas curarte las heridas y no ir lamentandote de las cicatrices.

    aiss que me enrrollo!
    te agrego ok? asi te voi siguiendo por este mundillo.

    Un saludo!

    ResponderEliminar